DEIR AL-BALAH, Franja de Gaza — Un ataque israelí la madrugada del jueves contra una escuela que acogía a palestinos desplazados en el centro de Gaza mató a más de 30 personas, incluidos 23 mujeres y niños, según funcionarios locales de salud. El ejército israelí dijo que milicianos de Hamás operaban desde la escuela.Era un nuevo …
Al menos 33 muertos en ataque israelí a una escuela de Gaza
DEIR AL-BALAH, Franja de Gaza — Un ataque israelí la madrugada del jueves contra una escuela que acogía a palestinos desplazados en el centro de Gaza mató a más de 30 personas, incluidos 23 mujeres y niños, según funcionarios locales de salud. El ejército israelí dijo que milicianos de Hamás operaban desde la escuela.
Era un nuevo suceso con víctimas masivas entre palestinos que buscan cobijo mientras Israel expande sus ofensivas en la Franja de Gaza. El ataque se produjo después de que el ejército anunciara una nueva campaña aérea y terrestre en el centro de Gaza para perseguir a milicianos de Hamás que según dice se han reagrupado allí. Las tropas han vuelto varias veces a zonas de la Franja de Gaza que ya habían invadido, lo que subrayaba la resiliencia del grupo armado pese a los casi ocho meses de campaña israelí en el territorio.
Testigos y trabajadores hospitalarios dijeron que el ataque antes del amanecer había golpeado la escuela Al-Sardi, gestionada por la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos, conocida por el acrónimo UNRWA. La escuela estaba llena de palestinos que habían huido de ofensivas y bombardeos israelíes en el norte de Gaza, indicaron.
Ayman Rashed, un hombre que se había visto desplazado de Ciudad de Gaza y se cobijaba en la escuela, dijo que los misiles golpearon las salas en el segundo y tercer piso, donde se refugiaban familias. Dijo que había ayudado a sacar cinco muertos, incluidos un anciano y dos niños, uno con la cabeza abierta. “Estaba oscuro, sin electricidad, y nos costó sacar a las víctimas”, dijo Rashed.
Las víctimas de la escuela llegaron al hospital Mártires de Al-Aqsa en la cercana localidad de Deir al-Balah, que ya estaba sobrepasado por la llegada constante de ambulancias desde que comenzó la incursión en el centro de Gaza 24 horas antes, dijo Omar al-Derawi, un fotógrafo que trabaja para el hospital. En internet circulaban videos que parecían mostrar a varios heridos a los que se atendía en el suelo del hospital, una imagen habitual en los abrumados centros médicos de Gaza. Buena parte del hospital se ha quedado sin electricidad porque el personal está racionando el combustible para el generador.
“No se puede caminar por el hospital, hay demasiada gente. En los pasillos hay montones de mujeres de las familias de las víctimas, llorando”, dijo.
El hospital recibió al menos 33 cuerpos del ataque, incluidos 14 niños y nueve mujeres, según registros hospitalarios y un periodista de Associated Press en el hospital. Otro ataque contra una casa durante la noche mató a seis personas, según los registros. Los dos ataques ocurrieron en Nuseirat, uno de los campos de refugiados urbanizados en Gaza que se remontan a la guerra de 1948 en torno a la creación de Israel, cuando cientos de miles de palestinos huyeron o fueron expulsados de sus hogares en lo que se convirtió en un nuevo estado.
Las imágenes mostraban cuerpos envueltos en mantas o bolsas de plástico alineados en el patio del hospital. Mohammed al-Kareem, un palestino desplazado que se refugiaba cerca del hospital, dijo que había visto gente buscando a sus seres queridos entre los cuerpos y que una mujer no dejaba de pedir a los trabajadores médicos que abrieran las mortajas para ver si su hijo estaba dentro.
“La situación es trágica”, dijo.
El ejército israelí dijo que Hamás había habilitado un “complejo” dentro de la escuela y que milicianos de Hamás y Yihad Islámica lo utilizaban como refugio mientras planeaban ataques a tropas israelíes, aunque en un primer momento no ofreció pruebas. El ejército publicó una foto de la escuela y señaló a las aulas del segundo y tercer piso, donde según dijo había milicianos.
Las fuerzas israelíes dijeron haber tomado medidas previas «para reducir el riesgo de dañar a civiles no involucrados durante el ataque, incluido efectuar vigilancia aérea, e información adicional de inteligencia”.
Las escuelas de la UNRWA en toda Gaza han operado como refugios desde que comenzó la guerra, que ha obligado a desplazarse a la mayor parte de los 2,3 millones de palestinos que habitan el territorio.
La semana pasada, proyectiles israelíes cayeron cerca de una instalación de UNRWA en la ciudad sureña de Rafah, que según el ejército iban dirigidos contra milicianos de Hamás. El bombardeo provocó un incendio en carpas cercanas que alojaban a familias desplazadas y mató al menos a 45 personas. Las muertes provocaron indignación internacional y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijo que el fuego había sido el resultado de un “trágico accidente”. El ejército dijo que el incendio podría deberse a explosiones secundarias. La causa de las explosiones no se ha determinado.
Israel envió tropas a Rafah en mayo en lo que describió como una incursión limitada, pero ahora esas fuerzas operan en zonas céntricas de la ciudad más meridional de Gaza. Más de un millón de personas han huido de Rafah desde el inicio de la operación, y muchas de ellas se han dirigido al centro de Gaza, a nuevos campamentos de carpas o a casas y escuelas abarrotadas.
Israel emprendió su campaña tras el ataque de Hamás del 7 de octubre dentro de Israel, en el que milicianos mataron a unas 1.200 personas y tomaron como rehenes a otras 250. La respuesta militar israelí ha matado al menos a 36.000 palestinos, según el Ministerio de Salud de Gaza, que en sus cifras no indica cuántos corresponden a civiles y cuántos a combatientes.
Israel culpa a Hamás de las muertes civiles porque sitúa combatientes, túneles y lanzacohetes en zonas residenciales.
Estados Unidos ha apoyado un plan de cese el fuego y liberación de rehenes en tres fases, presentado por el presidente Joe Biden la semana pasada. Pero Israel dice que no terminará la guerra sin destruir a Hamás, mientras que el grupo armado reclama un cese el fuego duradero y la retirada plena de las fuerzas israelíes.
Miembros de ultraderecha del gobierno de Netanyahu han amenazado con romper la coalición si el mandatario firma el acuerdo de cese el fuego. El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, un miembro destacado de la línea dura, habló el miércoles en una marcha anual por la zona antigua de Jerusalén y dijo que “enviamos un mensaje desde aquí a Hamás: Jerusalén es nuestra, la Puerta de Damasco es nuestra”, en alusión a la puerta principal a la zona de mayoría árabe de la ciudad. “Y con ayuda de Dios, la victoria total es nuestra”.
La marcha anual conmemora el “Día de Jerusalén”, que conmemora la captura israelí de Jerusalén Oriental, incluida la zona antigua y sus lugares de culto sagrados para judíos, cristianos y musulmanes, en la Guerra de los Seis Días de 1967.
Israel bombardea de forma rutinaria todas las zonas de Gaza desde que comenzó la guerra y ha realizado grandes operaciones terrestres en las dos mayores ciudades del territorio, Ciudad de Gaza y Jan Yunis, que las dejaron en ruinas en gran parte.
Las tropas realizaron otra ofensiva este año durante varias semanas en Bureij y otros campos de refugiados cercanos en el centro de Gaza.
Los soldados salieron el pasado viernes del campo de Jabaliya, en el norte de Gaza, tras semanas de combates que dejaron una destrucción generalizada. Trabajadores de emergencias han recuperado los cuerpos de 360 personas, en su mayoría mujeres y niños, que murieron en los combates.